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5 Cosas que hacer antes de apuntar a tus hijos a clases de Piano


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Pasa a menudo: los padres estáis deseosos de apuntar a vuestro hijo a clases de piano. Lleváis meses pensando en ello, semanas hablándolo entre vosotros, y sin embargo habéis dejado pasar lo más importante. Así que aquí va una una lista de los puntos más importantes a considerar; trabajar esta lista correctamente hará que vuestro hijo aprenda mejor, más rápido y sobre todo disfrutando del piano.

  1. Comprar un piano.

    Sé que esto puede parecer una locura, pero tened una cosa muy clara: sin piano en casa, vuestro hijo no conseguirá aprender. O mejor dicho, su ritmo será muy lento… Tener un piano en casa permite practicar, mejorar, pero sobre todo completar las clases impartidas por el profesor. Tranquilos, no tiene porqué ser un Grotrian-Steinweg, puede ser un teclado digital, pero lo ideal es que sea un piano acústico. ¿Tanta diferencia existe? Es cierto que hay teclados muy razonables, y que para empezar y teniendo en cuenta que muchos vivís en pisos de ciudad, es una opción más que considerable, pero un piano acústico consigue cosas que jamás podrá permitir un teclado: capturar armónicos cuando se pasa de una tecla a otra, o simplemente el tacto y contrapesado de dichas teclas. Sea como fuere, un teclado en casa es esencial, así que si tiene que ser digital, por favor que cumpla con lo siguiente:

    – 88 Teclas contrapesadas
    – Sensibilidad al tacto
    – Pedal fijo
    – Soporte robusto y estable.

  2. Elegir un sitio correcto para el piano en casa.

    Por favor, esto es esencial… Nada de poner el piano en la habitación de los trastos y por supuesto, nada de poner el piano en una habitación donde haya una televisión, y si la hay, que estén a determinada distancia. Puede parecer una tontería, pero el hecho de tener el piano/teclado en la habitación más lejana de la casa, rodeada de cosas, es el mayor freno para que los hijos tomen la iniciativa de sentarse a tocar, más todavía si son pequeños e ir a tocar significa ir a esa lejana habitación de la casa donde nadie le escuche. Por otro lado, tener al piano compitiendo con la televisión por el espacio auditivo del salón, es la peor de las batallas. Por todo ello, tomad el tiempo suficiente para pensarlo; el piano debería ser un elemento más del hogar, algo acogedor y que los hijos vean integrado en la casa.

  3. Si tienes un piano acústico, manténlo afinado. 

    ¿Hay algo peor que no tener un piano en casa? Sí, tenerlo desafinado. No cuesta tanto trabajo, no cuesta mucho dinero, y es algo esencial, así que nada de ahorrar en estas cosas. De lo contrario, el aprendizaje estará viéndose afectado y todos disfrutaréis menos cuando suene!

  4. Conseguir un banco regulable.

    La postura que vuestro hijo adopte a la hora de sentarse a tocar el piano es algo primordial. Lo mismo que cuando se sienta a hacer los deberes o a ver la televisión. Un buen banco, que sea ajustable en su altura, es clave para que se siente correctamente. ¡Además los hay muy bonitos!

  5. Si ya tenías piano en casa antes de empezar las clases, ¡deja que tus hijos jueguen con él!

    Los pianos no se van a romper por tocarlos, y que un niño muestre interés en ese objeto que produce sonido es lo mejor que puede ocurrir. Dejad que juegue con él, que aprecie las diversas tonalidades, los efectos que se producen al tocarlo, la variedad de efectos que se consiguen al pulsar de una forma u otra. Será la mejor fase de introducción posible y ahorrará semanas al profesor. De hecho, es un instrumento que a diferencia de otros, permite que tus hijos vayan jugando con él, como nos comentaban varios padres que después de años de estudio de violín por parte de sus hijos, acabaron pasando al piano porque tras haber crecido con él en casa, les atraía mucho más!

Ahora que ya sabes qué hacer antes de apuntar a tus hijos a clases de piano, sólo te falta la profesora. ¡Aquí hay una muy buena!

El Método Willems. Vol I


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¿Métodos de enseñanza? ¿Es necesario?

¿Alguna vez os habéis preguntado qué hay detrás de la enseñanza de la música? ¿Sabías que existen métodos diferentes o escuelas distintas dependiendo de la cultura o la región en la que se enseñe? A menudo, muchos padres nos preguntan por el famoso método Suzuki o Dalcroze, por los exámenes de la escuela Trinity, así como por los métodos y las directrices que se usan en los conservatorios medios y superiores. Pues bien, siempre contestamos lo mismo: No existe un criterio único a la hora de establecer qué método es mejor (o más oportuno), pero sí que hay profesores que hemos decidido tomar la iniciativa de especializarnos en la pedagogía que nos resulta más interesante para el alumno. Y es que los profesores que hemos «sufrido» cerca de 20 años de enseñanza musical con métodos tradicionales, somos los más entusiastas cuando encontramos un método que realmente soluciona situaciones en el aprendizaje que supusieron esfuerzos enormes, disgustos innecesarios, y sobre todo broncas por parte de nuestros profesores, que os puedo asegurar no sirvieron de mucho. Por todo ello, y porque son muchos los padres que a la salida de las clases me preguntáis por el método empleado, voy a aprovechar para escribir varios posts elaborando mis pensamientos sobre el Método Willems.

Suzuki, Dalcroze, Willems, Gordon…

Cuando a principios del siglo XX se inicia un movimiento en el campo de la educación musical, no existía hasta entonces un verdadero trabajo de investigación sobre la materia. Es por ello que figuras de la música como S. Suzuki, E.J. Dalcroze o Edgar Willems, deciden evaluar los procesos cognitivos que se llevan a cabo en el aprendizaje de un instrumento musical. En concreto, Willems destaca por investigar en una metodología en el que remarca «el concepto de la educación musical y no el de instrucción, ya que la educación musical es, en su naturaleza, esencialmente humana, y sirve para despertar y desarrollar facultades humanas«. Lo que Willems pretende decir con esto es que la educación de la música es algo intrínseco en la educación del individuo, y por lo tanto es un elemento clave del correcto desarrollo y educación de las personas. Y para ello, Willems se refiere a la música cómo un lenguaje, como el desarrollo progresivo del oído o de un concepto denominado «inteligencia auditiva», todos ellos elementos que suponen establecer las bases de lo que todos conocemos como «el solfeo». Sin embargo es un solfeo con nuevas estructuras, y que tiene una particular aproximación a los niños, permitiendo que entiendan e interioricen su funcionamiento.

Otro de los elementos importantes de la Pedagogía Willems (que por cierto hoy día gestiona e imparte la Federación Internacional Willems)  recae en entender que su método está orientado a los niños, sea cual sea el don que cada uno disponga para la música, buscando obtener el máximo rendimiento de sus capacidades sensorio-motrices, cognitivas y afectivas. Además, es esencial involucrar a los padres en el aula, apostando por una educación que recoja actividades creativas en las que participe el entorno que rodea al niño, haciendo que la educación musical cruce las barreras del horario escolar. Porque la música se enseña a todas horas, desde la clase que da el profesor, hasta el disco que se pone en casa los domingos por la mañana cuando limpiamos, o la emisora de radio que sintonizamos cuando viajamos en coche. Finalmente, se destaca también la interrelación de la música con otras expresiones de arte. Willems entiende la actividad musical como un campo abierto, plural, integrador, que favorece el desarrollo artístico y cultural en el que se combina el modo de hacer, de saber, de conocer, todo para mejorar la inteligencia musical y la sensibilidad estética del alumno, como individualidad y como ser social.

Si tuviéramos que establecer la lista de objetivos que Edgar Willems establece en su método serían:

  • Musicales: con los que pretende que los alumnos amen la música desarrollando todas sus posibilidades y abriéndose a las manifestaciones de las diversas épocas y culturas.
  • Humanos: tratando de que mediante la música se desarrollen armónicamente todas las facultades del individuo, haciendo hincapié en las intuitivas y creativas.
  • Sociales: enfocando el método a todo tipo de alumnado, poniendo gran énfasis en el beneficioso trabajo en grupo y en su prolongación al ámbito familiar.

Para concluir, hay que dejar claro que la tarea de despertar la curiosidad musical en los niños, no se consigue simplemente poniéndoles música. Esta curiosidad por el sonido, el gusto por escuchar una melodía, hay que generarlo con situaciones en las que nos encarguemos de que el niño presta la máxima de las atenciones posibles. Generando ese tipo de escenarios, haciendo uso de sonidos que conectan con textos o gráficos, recurriendo a elementos audiovisuales que permitan adquirir la mayor atención posible, serán sin duda herramientas clave que conseguirán establecer un musicograma que favorezca y permita una correcta y más adecuada asimilación del sonido, del ritmo, y en definitiva, del gusto por la música.

Ahora que sabéis algo más sobre el método Willems, entenderéis por qué en naaramartínez.com soy una fiel defensora de las disciplinas artísticas como elemento clave para el desarrollo de la sensibilidad e inteligencia de las personas. En el próximo post, avanzaremos con más detalle en los aspectos más prácticos del método Willems, así como en la forma en la que se estructura una clase típica haciendo uso de esta pedagogía.

¿Cuánto cuestan las clases de piano?


cuanto cuestan clases piano naara martinez

Ya hemos hablado varias veces en el blog sobre la responsabilidad de apuntarnos o apuntar a nuestros hijos a las clases de piano. Pero a la hora de evaluar los costes, ¿cuánto deberíamos considerar como un precio razonable por recibir o que nuestros hijos reciban clases de piano? ¿cuánto cuestan las clases de piano?

Si bien en algunos lugares del mundo la enseñanza musical es una actividad reglada que mantiene unas tarifas fijadas por asociaciones de músicos, en España existe libre mercado respecto del precio que cada profesor cobra por hora. La variedad que encontramos se debe principalmente, al nivel de cada profesor, que viene determinado por su formación, sus conocimientos y su experiencia dando clase. Analicemos cada punto para entender mejor de qué estamos hablando:

  • Formación

    Un buen profesor de música debe tener la máxima titulación posible en lo referente al mundo musical: el Grado en Conservatorio Superior. Dependiendo del instrumento/especialidad, son 14 años de dura y exigente formación reglada por el Ministerio de Educación. Estos estudios cubren todos los aspectos que un músico puede necesitar para interpretar una obra con el instrumento de estudio. Sin embargo, la educación impartida en los Conservatorios no cubre las necesidades pedagógicas de los músicos de cara a orientar la enseñanza de la música. Por ello la titulación en Educación es imprescindible para entender y desarrollar la docencia de un instrumento, por ejemplo mediante la Diplomatura en Educación impartida en las Facultades de Ciencias de la Enseñanza. Por último, la formación en cualquiera de las diferentes pedagogías de enseñanza musical supone la guinda del pastel a un curriculum de profesor excelente, por ejemplo en métodos como Willems o Suzuki.

  • Experiencia como Intérprete

    Es decir, que el músico sea músico. Porque como en todas las profesiones, hay gente a quien no le gusta lo que hace. Pero un profesor de música que disfruta con su instrumento, habrá tocado en grupos, se habrá presentado a concursos, habrá colaborado con orquestas (como es el caso del piano) y seguro que habrá realizado acompañamiento a instrumentos o cantantes. Da igual el contexto, no importa con qué fin, un buen profesor seguro mantiene contacto con otros músicos con los que tocar a menudo, porque en definitiva, la música es su vida.

  • Experiencia como Profesor

    Como es de suponer, un profesor que ha enseñado a alumnos de todas las edades, con años de experiencia, adquiere un bagaje pedagógico que será de gran ayuda para entender y ayudar a los alumnos. Por ejemplo, la diversidad de edad en alumnos permite al profesor entender diferentes ritmos de aprendizaje, los elementos que estimulan los alumnos, así como sus preferencias. Enseñar a niños pequeños y gente adulta, supone realizar esfuerzos en ocasiones diametralmente opuestos, que hacen entender al profesor hábitos y costumbres que serán de gran ayuda para futuros alumnos.

  • Cuanto cuesta la vida/Economía de la zona

    Obviamente estos son aspectos que cuentan. En las ciudades grandes, el coste de las clases suele ser mayor en tanto en cuanto el coste de la vida aumenta. Por otro lado, dependiendo de las zonas geográficas, los precios varían por barrios. Como cualquier otro servicio, los precios se modulan en base a las condiciones económicas del entorno, y mientras que en épocas de bonanza las cuotas son mayores, en épocas de crisis los precios se ven disminuidos, como es la situación actual.

  • El boca a boca

    No hay mejor marketing que la buena experiencia de un cliente, y eso se paga. No hay muchos buenos profesores, y aquellos que lo son, por lo general tienen copados sus horarios debido a la cantidad de peticiones de alumnos que quieren recibir clases. Así que cuando os hablen de un buen profesor, no dudéis en guardar su contacto, pueden pasar años hasta que encontréis otro!

  • Material

    El buen profesor dispone de un piano o teclado de condiciones aptas para la enseñanza. Además, tiene material suficiente para proveer al alumno de partituras, fotocopias de textos, grabaciones interesantes, un equipo de música para realizar audiciones, instrumentos varios de apoyo, etc. Importante recalcar el coste de una buena biblioteca musical, que es la fuente de recursos para un profesor que busca constantemente e investiga con el fin de que el alumno aprenda al tiempo que disfruta con la música.

En definitiva, las clases de música (en este caso de piano) son un «servicio» bastante especial en el que, a diferencia de cualquier otro, se basa en una relación a largo plazo de confianza entre profesor y alumno, que busca siempre responder a los intereses del alumno a medida que van apareciendo. Las clases requieren de capacidades técnicas, de saber escuchar, de saber entender, de saber explicar. Por supuesto de saber leer y escribir música, de organizar y planificar las unidades didácticas… En definitiva de ser buena persona. Y es que encontrar un buen profesor, que cumpla todos estos puntos, no es nada fácil. En cierto modo, y considerando todo lo repasado, el precio de las clases no debería ser lo más importante a tener en cuenta, salvo por el hecho de ser capaz de asumirlo.

Dicho todo esto, ¿cuánto cuestan entonces las clases de piano?

Si echamos una mirada a nuestro alrededor, por ejemplo en el Reino Unido, el sindicato de músicos recomienda 31 Libras por hora, que traducido en Euros suponen 45 Euros/hora. En Francia, el sindicato homólogo indica un precio estimado de 40 Euros/hora, si bien varía mucho dependiendo de la ciudad, llegando a 70 Euros/hora en ciudades como Paris o Lyon. Ya en España, debido a la situación económica, los precios han disminuido bastante respecto de los establecidos en los primeros años del 2000. Por lo general, profesores titulados en Conservatorio Superior con varios años de experiencia en enseñanza, se suelen mantenerse en el entorno de los 38 Euros/hora, aunque existen a menudo muchos anuncios con precios irrisorios muy por debajo de esa cifra.

Visto el análisis, preguntaos papás y mamás, qué buscáis para vuestros hijos. ¿Un profesor con múltiples titulaciones, experiencia como intérprete y músico en activo, con años de experiencia docente y formación extracurricular en pedagogías musicales? ¿O un profesor autodidacta sin formación teórica ni práctica, sin conocimientos pedagógicos ni capacidad transmitir conocimientos? Porque un buen profesor de música será capaz de desarrollar la sensibilidad y el intelecto de sus alumnos a través de la música, sin embargo, un profesor de mentira simplemente conseguirá enseñar una canción de memoria al alumno. Y sólo con el paso del tiempo, un buen profesor de música quedará en el recuerdo de los alumnos, mientras que lo otro, habrá sido simplemente eso, alguien que enseñó a tocar una canción.

5 claves de apoyo a estudiantes de piano


Claves de apoyo a estudiantes de piano

Si eres padre o madre, tus hijos reciben clases de piano y tú nunca has tenido acercamiento al mundo de la música, debes saber que hay una serie de elementos que debes cuidar. Porque estudiar música es en ocasiones pesado y los avances no se perciben, aquí os damos 5 claves de apoyo a estudiantes de piano para que sepáis ayudarles y sobre todo animarles a continuar pese a los momentos complicados.

No se puede faltar a clase.

En serio, las clases de piano no son como las de futbol… Y esto es quizás una de las claves de apoyo más importantes. Siempre con sentido común y desde la coherencia que debéis aplicar los padres para valorar la importancia de las actividades; salvo que tengas un imprevisto serio, el alumno debe asistir a clase. Tener deberes extra, un cumpleaños de un amigo o estar cansado, no son razones para faltar.

 

Hay que tocar todos los días. 

¡Da igual que sean 5 minutos! Pero el hecho de acercarte al piano, sentarte, leer la partitura, y volver a enfrentarte por un momento al reto de tocar, contribuye muchísimo más de lo que os podéis imaginar. Además de que este acto instruye al alumno en la responsabilidad para con las clases. Le hace ser perseverante y ordenado.

 

Ensayar no significa tocar una pieza de principio a fin.

Es más, la práctica del piano a menudo consiste en ir avanzando por diferentes partes de la obra, y será el propio profesor el que indicará al alumno cómo tiene que avanzar en casa. En mi caso, los deberes suele ser una parte muy clara de mis clases, si hace falta se deja por escrito las actividades a realizar por el alumno, siempre buscando que no haya dudas de cómo continuar terminada la clase.

 

Hay que comprar libros de música.

En serio, es muy importante. Después de todos los años que llevo en el mundo de la música, me he dado cuenta que existe una relación directa entre la capacidad de avance del alumno y la cantidad de literatura que ha ido usando en su aprendizaje. Hablar con el profesor es siempre el primer paso, aunque lo más probable es que sea este quien se dirija a los padres para indicarles el uso de las distintas referencias que hay.

 

El alumno debería ir aprendiendo nuevas piezas cada dos semanas (por lo menos!).

Cuantificar el número de piezas no sirve para nada, pero es cierto que si un alumno no va cambiando de piezas en un periodo de tiempo, significa que algo está yendo mal en sus clases. Quizás no esté avanzando suficiente en sus deberes en casa, o quizás sea el profesor quien está manteniendo un ritmo demasiado lento en sus clases. Muy probablemente el profesor tendrá una explicación de ello, así que sería interesante hablar con él y entender el por qué.

Bach’s Italian Concerto BWV971


Hoy os dejamos un vídeo de un gran músico que tiene la virtud de ser un gran intérprete tanto en el mundo de la música clásica, como en el de los sonidos más actuales como el jazz. Se trata del maestro Keith Jarret. Entre su repertorio de grabaciones clásicas se encuentran las Variaciones Goldber, los libros 1 y 2 de Clave bien temperado de Bach o las Suites Francesas. Además, se trata del único pianista que ha sido galardonado con el Premio Polar Music, que viene siendo la equivalencia al Nobel en la música.

El manifiesto del Profesor de Piano


Profesora de Piano

¿Qué mejor forma de empezar un blog sobre clases de piano que con un Manifiesto del Profesor de Piano? Tened en cuenta que se trata de una visión muy personal sobre la enseñanza del piano. Quizás estés de acuerdo, quizás reniegues por completo, lo que está claro es que lo que tú (lector profesor de piano, o lector padre de alumnos de piano, o lector estudiante de piano) creas sobre las clases de piano, determinará la satisfacción que obtengas de las clases de piano que das, o que tú o tus hijos reciben. Se trata pues de un manifiesto desde la perspectiva de una profesional de la música y de la enseñanza, pero sobre todo, de una antigua estudiante de música.

1. Las clases de piano son para aprender a tocar cosas con las que el alumno disfrute.

Tengo la convicción de que si un alumno no disfruta en el piano, nunca tendrá la curiosidad por seguir aprendiendo. Pero, ¿qué cosas son las que un alumno puede disfrutar? Bueno, desde melodías que le resulten familiares y por las que sienta curiosidad, hasta el uso del pedal. Si ahondamos un poco más en esas cosas más sofisticadas, hablaríamos de ser capaces de controlar variaciones tonales, de tocar (rápido) una escala cromática, de establecer un balance entre melodía y acompañamiento, o de aprender a reconocer (y tocar) diferentes tipos de estructuras (ya sea de vista o de oído). A nivel de repertorio, tendríamos en cuenta tocar piezas con las que disfrutar con amigos y familiares, ser capaces de tocar (o tratar de tocar) melodías que el alumno escuche o descubra, y sobre todo aprender a tocar con más gente, que en definitiva, es uno de los grandes regalos que la música tiene para los músicos.

2. Las clases de piano son para entenderte mejor a ti mismo.

Algunos se lo tomarán a broma, yo creo todo lo contrario. Y es que la música tiene conexión directa con nuestras emociones. Pensad en Tarantino, visualizad Pulp Fiction, ¿qué es lo primero que os viene a la mente?. Esta directa conexión entre emociones y música se ve amplificada en el momento en el que se toca un instrumento. Son muchos los autores que coinciden en afirmar que la música está en nuestro cuerpo, y es precisamente el cuerpo quien experimenta la sensación de dar salida a la música en un proceso en el que las manos y los dedos son los catalizadores de expresiones como la rapidez, la calma, tensión o excitación, que se le imprime a la música. De esta forma, cuando un alumno toma clases de piano, aprende sobre sus emociones, aprende sobre la forma que cada persona tiene a la hora de expresar cómo se encuentra, qué siente.

De todos es sabido la complejidad que tiene aprender a tocar un instrumento. En el caso del piano (el cual no necesita acompañamiento) su aprendizaje es una disciplina que requiere una resiliencia al error enorme, a la vez que una constante búsqueda de la perfección. Sí, habéis leído bien, puede sonar contradictorio, pero es así. Errores constantes en la búsqueda de la perfección; porque ninguna interpretación es siempre perfecta, siempre hay nuevas ideas para mejorar y cambiar. Y justo esto es un elemento clave de cara al alumno: el aprender (comprender) cómo de fuertes (resistentes) son los alumnos ante los fallos, como de infatigables son ante las complejidades, y sobre todo de qué forma afrontan el reto desde un punto de vista emocional (recordar, mientras se toca, se imprimen sentimientos). Hay padres que incluso sin tener especial interés en que sus hijos cursen una carrera musical, consideran este punto tan importante per se que les hace ver las clases de piano como una actividad extraescolar imperativa en la educación de sus hijos.

3. Las clases de piano sirven para ejercitar tu inteligencia, cuerpo y emociones. 

Ya lo hemos dicho, aprender a tocar el piano es complicado, pero en el proceso de aprendizaje, se mejora notablemente las capacidades intelectuales del alumno. El artículo al que nos referimos (que se basa en estudios científicos correctamente demostrados y defendidos) certifican una mejoría media de 7 puntos en el coeficiente intelectual de aquellos alumnos estudiantes de piano. Básicamente, la principal razón de dicha mejora recae en el proceso de ejercitación de ciertas partes del cerebro, permitiendo que cuando deban ser usadas para otro tipo de esfuerzos intelectuales, la eficiencia y la eficacia del cerebro, sea mayor. Finalmente, el ejercicio de las emociones permite al alumno establecer una mejor relación con el entorno que le rodea. Le hace duro ante las situaciones complejas del día a día (como si del aprendizaje de una nueva pieza se tratase) y por otro lado desarrolla su empatía y capacidad de expresión de estados de ánimo, permitiéndole relacionarse más naturalmente con los círculos que le rodean.

4. Pero sobre todo, las clases son para disfrutar. 

Cada uno lo describe de una forma, pero estoy seguro que todos los estudiantes de piano coinciden en expresar la alegría y el disfrute que se siente cuando uno es capaz de tocar una obra. La alegría de recordar todas las horas de esfuerzo invertidas, de observar los momentos de evolución que se van sucediendo, de ver cómo eres capaz de tocar delante de gente, y sobre todo de ser capaz de tocar con más gente. La alegría de alcanzar una meta, de conseguirlo por ti mismo.

Chopin Vals Op. 64 n2


Este segundo vals de Chopin del Opus 64 es igual o más importante que el primero. A destacar que en este podemos apreciar algún tono de melancolía o tristeza, que hacen de él una pieza llena de emociones. Como curiosidad, Artur Rubinstein solía tocar este vals a menudo en sus conciertos. Cuando le preguntaron como podía continuar tocándolo después de 75 años, él contestó: «Es que no es el mismo, cada vez lo toco diferente.» En este caso os dejamos un vídeo de la interpretación del genial Horowitz.

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